Fase 1: Pretratamiento
El pretratamiento del metal tiene como objetivo evitar la corrosión de la superficie mediante diferentes programas de lavado y secado, y aumentar la adherencia de la pintura tratando la superficie con, por ejemplo, productos de desengrase alcalino/ácido, fosfato de hierro, fosfato de zinc o similar. Por tanto, antes de iniciar el proceso de aplicación, es importante que la superficie se limpie a fondo de toda la suciedad, aceites y contaminantes.
Los sistemas de pretratamiento son diversos, pueden ser túneles, cabinas de pulverización o sucesión de cubas por inmersión. Todos ellos con estructuras de acero inoxidable, con aislamientos de máxima calidad y recursos optimizados.
El número de etapas y los productos químicos que deben utilizarse para este proceso dependen de las piezas y materiales tratados.


Fase 2: El secado
El equipo de secado garantiza que el agua o los fluidos provenientes del proceso de pretratamiento, se sequen adecuadamente y se elimine cualquier resquicio de humedad que pudiera impedir la adherencia óptima de la pintura en polvo.
Como sabemos, la pintura en polvo se une al metal metálica por acción de carga electroestática, y un secado deficiente de la superficie, y por tanto el agua o algún residuo de producto líquido (nanotecnología por ejemplo) impediría esta conexión física entre superficie y pintura.
El horno de secado de humedades basa su eficiencia en una corriente de aire caliente a una temperatura media de entre 80 y 100ºC, y se recomienda que tenga una volumen y velocidad adecuadas. En la operativa del secado, influye mucho que la corriente sea homogénea y continua, unidireccional y con relativa velocidad para arrastrar y eliminar con eficacia cualquier resquicio de humedad o partículas en estado líquido.
Fase 3: El lacado
El revestimiento de la pintura en polvo se realiza mediante pulverización electrostática. Las líneas de pintura industriales pueden tener diferentes grados de complejidad y automatización de esta fase. Las piezas atraviesan una cabina de pulverización automática y también se lacan con pistolas de manera manual, para revisar los detalles del proceso. De esta manera aseguramos que la pieza esté cubierta de manera uniforme homogénea.
El revestimiento en polvo se realiza con un material formado por resina polimérica, combinados con pigmentos y diversos aditivos y agentes niveladores que son convertidos en un polvo uniforme.
Se conoce como deposición por pulverización electrostática al proceso de aplicación de lacado en polvo. Se realiza con pistolas eléctricas, de aire comprimido que le añaden la carga electrostática a las partículas de polvo y aplican la pintura a la superficie.
En esta fase es importante que las piezas estén conectadas a tierra y sean conductoras de electricidad, en este caso de carga negativa, que al recibir la carga positiva de la pintura ésta se adhiere por atracción.


Fase 3: El curado
A continuación se pasa a la tercera fase del revestimiento en polvo, el curado. Las piezas pasan por un horno industrial con una temperatura entre 180 y 200ºC, mediante esta aplicación de calor se produce una reacción química que produce una alta densidad de reticulación, fija el recubrimiento de polvo y garantiza sus propiedades.
La clave de esta fase es el tiempo en el interior del horno de curado. El grosor de las piezas y su inercia térmica son factores claves para determinar la duración del proceso.
Las líneas de recubrimiento en polvo se pueden adaptar a las necesidades de cada industria. Se puede realizar un diseño personalizado según los requerimientos de producción de tu negocio, que abarcan desde los procesos manuales hasta la completa automatización de la línea.
Si quieres conocer más detalles sobre el recubrimiento en polvo o necesitas mejorar la optimización de tu línea de lacado, consulta con nuestros especialistas.